SANDRA, CASADA Y AHORA CAZADA

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RELATOS ERÓTICOS AMO DIABLILLO

Como seduje a una casada hasta hacerla mía. Un fantasía muy recurrente en los hombres. Un poco de infidelidad y de sumisión.

Tras la tormenta siempre llega la calma” Eso es lo que suelen decir.

En esta ocasión os contaré una de mis últimas fantasías más soñadas pero que dudo que se lleven a cabo. Nuevamente y para no variar, el objeto de mi deseo es una morenaza, con los ojos marrones, alta y una complexión media (que significa esto: que la mujer tenga unos kilillos de más y que el hombre tenga donde agarrar, que no sea solo hueso).

Esta fantasía está basada en mujeres del mismo tipo: casadas, con pareja o inaccesibles. Vamos las mujeres tabú para mí desde siempre, pero eso no quita las fantasías que yo pueda tener.

Yo desde hace mucho, mucho tiempo, he estado en internet en los famosos IRC, chat de Yahoo, Hotmail, etc. Todos sabemos de qué hablamos. En muchas de esas charlas se hablaba de sexo, fue la revolución del cibersexo. En esa salas muchas parejas le han sido infieles a sus parejas, y no solo por lo que se hablaba allí sino porque luego quedaban en la vida real y consumaban lo anteriormente hablado. En ninguna de mis charlas de cibersexo llegué a la vida real teniendo pareja, otra cosa fue cuando no la tenía y lógicamente era libre de hacer lo que quisiese.

Pero los tiempos cambiaron, IRC apenas se usa, Yahoo esta medio abandonado, pero salen otros programas y páginas web.  Pero ¿y las personas? Ellas no cambian, siguen con los mismos hábitos. Se busca en la red lo que no se tiene en el hogar. Un escape de la rutina sexual (o en algunos casos por falta de sexo).

En mis charlas he conocido a muchas mujeres, de las cuales con varias mantengo amistad, pues no quita que hayamos hecho cibersexo con ser amigos. Ahora se les llama “folla-amigos” jajaja. Con muchas son relaciones de años y con otras solo son días, aunque uno siempre tiene su favorita y casi siempre suele ser el “sueño imposible” de un hombre. Esa mujer con la que sabes que nunca tendrás nada, esa mujer casada (o con pareja) que “nunca” abandona a su marido/novio en la vida real pero que se transforma en la red.

Una de esas conversaciones me dio pie a la fantasía de que ella debía ser mía. Un reto difícil si está casada, pero “quien no arriesga no gana” y yo no tenía nada que perder.

Soltero como estaba me arriesgue por intentar conseguir ese reto. Una morenaza impresionante que me cautivo enseguida con su carita de ángel, aunque resulto ser un ángel caído y tenía mucho más morbo.

Para esta ocasión la llamaré Sandra. Ella era preciosa, aunque para no variar en las mujeres, ella decía que no lo era, que se veía gorda, que si el pelo, que si tal que si cual. Todos los hombres nos sabemos la retahíla de excusas y expresiones que usan las mujeres, jajaja.

Sandra: Hola que tál?
Yo: Pues aquí trabajando un poco. ¿Qué querías?
Sandra: He visto tu perfil y quería conocerte un poco más.
Yo: Vaya, pues tendré que mirar el tuyo para no estar en desventaja.
Sandra: Estoy a tu completa disposición  – Mmmm, perdona?? ¿Así come
nzamos?

Tras tardar un ratito demorando la charla, pues la verdad en un inicio no tenía ninguna gana de estar de charla, vi que estaba buena y además casada. Me salió el diablillo que todos tenemos y nos obliga a cometer locuras.

Yo: Perdona estaba liado con el trabajo. Ya vi tu perfil y me gusta lo que he visto.
Sandra: ¿En serio? ¿y que te ha gustado más?
Yo: Pues lo que más además de lo evidente que es el físico, lo siguiente ha sido que estas casada. – Ataque directo y de frente para saber por dónde quería ir – ¿Es verdad?
Sandra: Si, así es, ¿te molesta o te preocupa que lo estés?
Yo: Para nada, yo estoy soltero así que no tengo ningún problema.
Sandra: Mmmm así que te follarías a una casada. – Vaya, si yo iba directo ella no era menos – Está bien saberlo, tendré que ir con cuidado.
Yo: Bueno, ¿y para que quieres hablar conmigo?
Sandra: Pues para conocerte mejor y ver si podemos ser amigos.
Yo: uisss, que amigos ya me sobran, pero quizás para follar no estaría mal.
Sandra: Vaya, así que es verdad que eres sincero y directo.
Yo: No tengo nada que ocultar así que ¿para qué mentir? Es mejor decir la verdad y ser directos. Total si no te gusta cerramos la conversación y aquí no ha pasado nada.
Sandra: ¿Y si me gusta? Sabes que estoy casada, y no quiero dejar a mi marido, estoy bien con él.
Yo: Bueno, si estuvieses bien no estarías buscando lo que me estas proponiendo, ¿verdad?
Sandra: Bueno es que soy muy caliente y él no me da lo que necesito, pero le quiero mucho y estoy muy a gusto con él.
Yo: O quizás es porque él te mantiene y temes perder esa dependencia económica. – Era una verdad como un templo, pero que ninguna mujer en esa situación reconoce – Pero dime que me equivoco. Sandra: No, no es verdad. Ya te he dicho que soy muy caliente y necesito más.

La estuve poniendo a prueba durante unos minutos que a ella se le debieron parecer eternos. Quise ver hasta donde era capaz de llegar. La presionaba con la experiencia que yo tengo en el cibersexo y utilizando mis tretas (tranquilos, os vais a quedar con las ganas de saberlas, es un secreto que jamás desvelaré) para llevarla por el camino que yo quería. Solo se trataba de saber si podría ser un sí o un no en una relación de cibersexo. Momento el que ella decidió que se iba a arriesgar a ser un sí.

Sandra: ¿Qué quieres que haga para convencerte?
Yo: Mándame una foto tuya desnuda en la que se vea la pantalla del ordenador, para saber que es de ahora mismo.
Sandra: ¿y por qué quieres saber que es de ahora mismo?
Yo: Porque así sabré que esa foto te la has hecho para mí. Mi número es XXXXXXXXX.

A los pocos segundos recibo la foto en el móvil y cuando la amplio compruebo que efectivamente nuestra conversación estaba en la pantalla. Benditos Smartphone con súper cámaras. Estaba sentada en la silla con las piernas abiertas, completamente depilada, un buen par de tetas coronadas por unos pezones marrones pequeñitos pero jugosos.

Yo: Mmmm, que delicia de mujer y tan poco aprovechada. ¿Estás sola en casa?
Sandra: Si, mi marido no sale hasta las 22:00 de trabajar.
Yo: ¿Tienes hijos?
Sandra: No, Aún no hemos tenido.
Yo: Pues mejor será que no te acerques a mí porque te puedo dejar embarazada.
Sandra: Mmmm, ¿me preñarías? ¿Y qué le digo a mi marido?
Yo: Ya sabes, ese día te lo haces con él y el niño sería suyo.
Sandra: ¿No querrías que fuese tuyo y que lo cuidásemos juntos?
Yo: ¿Me estás diciendo que te divorciarías de él para estar conmigo?, pero si me has dicho que estabas muy bien con él, pues deja que se encargue de cuidar de mi hijo.  – Estaba tensando la cuerda para probar hasta donde era capaz de llegar – ¿No te gusta la idea de darle a tu marido el hijo de otro?
Sandra: Sabes, no me importaría castigarle y además que el supiese que no es hijo suyo.
Yo: Bueno, la verdad es que sí que me gustaría cuidarlo, ya que lo hago y es mío no iba a dejar que tu
marido cuide lo que es mío. Sandra: ¿Por qué no vienes a casa y empiezas a hacérmelo?
Yo: Para que eso pase tengo que poner unas normas y tú las habrás de aceptar o te castigaré.
Sandra: Si, amo.

Yo: Vaya, vaya, ¿te gusta ser sumisa?
Sandra: A mi marido le domino yo, pero en realidad lo que siempre me ha apasionado es ser la puta sumisa y obediente de un buen amo.
Yo: Esto nunca me lo había planteado. Me lo tengo que pensar. Mis normas son muy básicas:
1.- Cada día me enviarás dos fotos de cómo vas vestida, una en ropa interior y otra vestida por completo.
2.- Cada vez que dejemos de hablar borrarás todas las conversaciones y fotos que me hayas enviado. Jamás debe quedar ningún rastro de mi existencia.
3.- Solo tendrás cibersexo conmigo, y tendrás sexo con tu marido cuando yo lo permita. Tú ya sabes cómo pararle los pies.
¿Aceptas estas normas?
Sandra: Si amo, las acepto. Pensé que serías más duro conmigo. Puedes hacerlo, me da mucho morbo ser la puta sumisa de un hombre.
Yo: Ya te he dicho que me lo pensaré.

Durante quince días me mando las fotos cada mañana, en ocasiones las fotos vestidas le obligaba al marido cornudo que se las hiciese, lo sabía porque se veía reflejado en el espejo de la habitación. Cuando le preguntaba el motivo de porque lo hacía de esa manera me respondía que la ponía cachonda y se mojaba las bragas. Ella iba cumpliendo todas las normas y en ocasiones me pedía tener sexo con su marido porque no aguantaba más y ese día no solo no se lo permitía sino que además la prohibía masturbarse. A la mañana siguiente ponía el Skype y la obligaba a masturbarse para mí y tenía los orgasmos más fuertes y duraderos. Me encantaba verla con la ropa que me había mandado hecha por su marido y masturbándose para mí.

Al cabo de seis meses tuvimos una de nuestras conversaciones, pero ella no sabía que estaba en la puerta de su casa. Cuando más caliente estaba llamé al timbre de su casa y ella dejo de escribir. La pregunté si pasaba algo y me dijo que habían llamado al timbre de casa. Se me ocurrió hacerla una travesura y la dije que abriese tal y como estaba, cuando me dijo que estaba desnuda, la dije que recordase que era mi puta sumisa, ante lo cual se levantó y fue hacia la puerta. Al abrir la puerta (imagino que miro por la mirilla, que yo había tapado) solo asomó la cabeza para mirar, y cuando me vio abrió la puerta por completo, mostrando su desnudez sin importarla si podía verla alguien por la calle.

Yo: Hola Sandra, vengo a follarte como la puta y sumisa que eres.
Sandra: Si amo, haré lo que me pida.  – Cuando lo dijo vi como se le iluminaban los ojos – Soy suya, amo.

Yo: Mmmm, me gusta más en la realidad que a través de la pantalla. ¿Estás tomando alguna precaución para no quedarte embarazada?
Sandra: No, amo. Yo no tomaba y usted no me pido que lo hiciese.
Yo: Esta bien eso, así podré hacer el hijo que tanto deseamos. Hoy te voy a dar a elegir como quieres que te trate y luego ya te diré como te trataré el resto de nuestra relación, sea cual sea.
Sandra: Amo, sabe que me da mucho morbo entregarme en cuerpo y alma a un hombre. Quiero que me someta y humille, pero si puedo pedirle que no haya dolor de por medio lo prefiero.
Yo: No sé si seré capaz de hacerlo, pues aunque te he mandado hacer cosas, lo hacía porque he visto que te da placer. Pero me estás pidiendo dar un paso más.
Sandra: Por favor, amo, soy una puta, necesito que me corrijan y me humillen para dejar de serlo y ser suya por completo.
Yo: Bueno, lo intentaré porque te quiero. – Eso no se lo había dicho nunca y no lo pensé cuando se lo dije, aunque era muy cierto – Llévame a tu cuarto y vístete como dices lo que eres.
Sandra: Soy su puta, amo. ¿Quiere que me vista como una puta?
Yo: Si, pero no te maquilles, solo quiero la ropa.  – Cuando entramos en la habitación no tenía la cama hecha porque al irse su marido corrió al ordenador para masturbarse conmigo, no espera la sorpresa que tendría ese día – Mmmm la cama sin hacer, como la tienen las putas.

Ella entro en el vestidor y cuando salió estaba espectacular, con un vestido blanco corto y muy escotado tanto por delante como por detrás. Se le marcaba su ropa interior negra con transparencias. Una medias y el liguero que las sostenían. Unos zapatos que realzaban sus piernas con unos tacones altos.

La ordené agacharse sin doblar las piernas y al hacerlo vi su tanga metido en su culo y ese coñito bien marcado. Esa imagen hizo que se me pusiese muy dura y casi me abalanzo sobre ella para clavársela hasta el fondo, pero me contuve. La mande girarse y hacer el mismo gesto y pude ver su escote con un sujetador que apenas le tapaban ese par de tetas enormes.

Yo: ¿Quieres que te deje embarazada aquí?, en la misma cama que duermes con el cornudo de tu marido.
Sandra: Si amo, lo deseo.
Yo: Que puta eres Sandra, eres tan zorra y sumisa que eso hace que me ponga más caliente y tenga más ganas de hacerte mía.

Me desnudé, me tumbe en su lado de la cama y la obligue a comerme la polla. Cuando empezó lo hacía con cuidado y despacio, hasta que la recordé lo puta que era y la cogí de la cabeza para follarle la boca con fuerza, haciendo que mi polla tocase la campanilla y manteniéndola durante unos segundos. Nunca había estado tan cachondo como en ese momento.

Yo: Sigue Sandra, demuéstrame lo puta que eres. Quiero que mi primera corrida sea en la boca de una zorra sumisa.
Sandra: Si amo

Y volvió a con una mamada espectacular, estaba cachonda y lo estaba disfrutando. Se metía la polla entera en la boca haciendo una bonita garganta profunda. Era la primera vez que una mujer se consigue meter toda mi polla entera. Seguía hasta que yo no aguantaba más y notaba como la iba a dar de beber su ración de leche calentita.

Yo: Sigue puta, voy a correrme en tu boca y quiero que te lo tragues todo, no dejes escapar ni una gota o te castigaré – Cuando la dije eso, me miró y vi un brillo en sus ojos que me daban a entender que quería ese castigo – no pares Sandra.

Ella siguió comiéndomela hasta que mi placer llego al éxtasis máximo y explote en su boca con unos buenos chorros de semen. Los dos primeros se los trago directamente porque la tenía tragada por completo en la garganta, el siguiente se había sacado un poco la polla y fue a su boca, pero los dos últimos se la saco de la boca y apuntando a sus tetas dijo:

Sandra: Castígueme amo, he sido mala, castígueme.
Yo: Límpiamela zorra, chúpala hasta que quede bien limpia, que luego te castigaré.
Sandra: Si amo, sea malo conmigo, sea duro, me lo merezco por ser tan puta. Voy a follar con mi amo en la cama donde duerme el cornudo de mi marido.

Eso hizo que me levantase de la cama y la ordenase ponerse a cuatro patas sobre la cama en el lado de su marido. En esa postura se veía su precioso culo al aire que el vestido no llegaba a cubrir. Pasé la mano por sus piernas subiendo lentamente hacia su coño, ella abrió las piernas para facilitar la maniobra. Cuando llegue a su intimidad su tanga estaba empapado de sus jugos, la muy zorra se había corrido sin tocarse, pasé la mano y apreté sus labios con fuerza haciendo que ella gimiese de placer. La dije que había sido mala y que la iba a castigar, subí un poco más su vestido hasta dejarlo en la cintura y sin previo aviso la azote un par de veces en cada nalga. Ella solo gimió pero sin mostrar ninguna mueca de dolor, así que los siguientes 4 azotes se los di con algo más de fuerza y ella solo gemía más alto y me daba las gracias por corregir lo puta que era. Así que la hice abrir más las piernas y la zote de nuevo un par de veces más en su culo pero sin apenas parar la di dos más en su coño abierto y húmedo, ella al notarlo tuvo un orgasmo que no pudo reprimir, fue un orgasmo intenso y largo haciendo que su coño se abriese y soltase un chorrito de su dulce néctar.

No pude evitar sacarle su tanga y sin que se moviese de esa postura hundí mi cara lamiendo cada uno de los pliegues de su coño, lo lamí hasta que sacie mi sed y ella quedo bien limpita.

La di la vuelta y sentada en la cama la quité el vestido y el sujetador dejándola con las medias, el liguero y esos zapatos que tanto me gustaban. La tumbe en la cama y sin mediar palabra me puse sobre ella clavándome en su interior hasta el fondo. No tuve piedad la metía con fuerza en su coño hasta el fondo de su útero. Cada vez que la embestía sus enormes tetas se movían rítmicamente y no puede evitar lanzarme a morderlas y chuparlas, cosa que a ella le gusto tanto que me rodeo con sus piernas y sus manos teniendo un segundo orgasmo. 

La tuve en esa postura unos veinte minutos fallándomela hasta que conseguí que encadenase un orgasmo tras otros, me levante y la comí el coño de nuevo hasta que se corrió en mi boca.

La puse a cuatro patas y ella me miro esperando un nuevo castigo y más azotes, pero en cambio lo que recibió fue mi polla en su coño mucho más dura que antes. En cada embestida la azotaba una nalga, y durante 5 minutos estuve azotándola (con suavidad pero constante) y clavándosela hasta que ya no pude aguantar más.

Me corrí en su coño llenándoselo con varios lechazos a la vez que ella tenía un nuevo orgasmo.

Ella se dejó caer en la cama extasiada y yo encima de ella no la saque hasta que no volvió a su tamaño normal.

Cuando me giré para darme la vuelta nos encontramos una sorpresa…

Su marido estaba en la puerta de la habitación desnudo y con la polla en la mano masturbándose. Tanto Sandra como yo nos miramos y nos reímos del cornudo. Estaba ahí mirándonos en una posición sumisa viendo como su mujer acababa de disfrutar del mejor orgasmo de su vida, mientras él no era capaz de hacerlo.

Estando en esa situación solo se me ocurrió forzar la situación y ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar Sandra.

Yo: Sandra demuéstrale a tu marido lo zorra que eres y lo cornudo que es él. Ven y ponme la polla dura para follarte de nuevo y que este cornudo vea como te preño delante de él.
Sandra: Si mi amo. Y tú cornudo a ver si aprendes a follar a una mujer. Ni se te ocurra tocarte hasta que yo te avise.
Yo: Haz que por su puta vida descubra la verdadera cara de la puta de su mujer..
Sandra: Si amo, soy su puta sumisa y obediente. Demuéstrele quien es mi dueño.

Después de esa frase cogí a Sandra del pelo y la lleve hasta mi polla clavándosela por completo en la garganta. Sandra sabía cómo tragarse una buena polla y hacer que crezca en su boca. La solté del pelo y empezó a hacerme una buena mamada deleitándose y recreándose como una viciosa mientras miraba a su marido para que comprobase lo puta que era. Yo miré a su marido y parecía estar disfrutando viendo lo zorra que era su mujer, o ya podríamos decir principio de exmujer.

Cuando ya tenía la polla bien dura no aguanté más y con una mano la cogí del pelo y se la clavé en la garganta. Sandra no solo aguantaba estoicamente sino que además seguía con su mamada haciendo que disfrutase muchísimo. Ella acerco su cuerpo hacía mi sin llegar a ponerse encima mío pero dándome acceso a ese coño bien abierto y mojado. No pude resistirme y la azoté con mucha más fuerza que la vez anterior. La azoté mientras el cornudo miraba como su mujer gemía con cada azote y se tragaba toda mi polla. Yo la azotaba y cuando la deje su culo bien rojo la incruste 3 dedos en su coño mientras la sacaba la polla de la boca para que el cornudo la oyera gemir bien. Empecé a follarla su coño con fuerza con mis dedos mientras se oía el chapoteo de su coño.

Yo: Ves cornudo, así de puta es tu mujer con 3 dedos en el fondo de su coño y unos buenos azotes. Es una mujer que necesiten que la azoten, que la humillen y la traten como la zorra y ramera que es. La gusta que la usen para dar placer a los hombres y eso voy a hacer con tu mujer, la voy a educar para que de placer a muchos hombres menos a ti. ¿Lo has entendido zorra?
Sandra: Siiiii, mi amo. Soy su puta, su sumisa, su esclava. Lo seré todo para ti.
Yo: Ya lo has oído cornudo, ya la estás firmando los papeles del divorcio en los cuales pone que ella se queda con la casa, el coche y una pensión para el hijo que la voy a hacer. Si no lo haces presentare en el juzgado las bonitas fotografías follándose a tu secretaria. ¿Verdad que no sabías que tu marido no te follaba porque se estaba follando a su secretaria?
Sandra: Hijo de putaaaa, cabrón, ¿así que te estabas follando a la puta de tu secretaria de 50 años? ¿Te da más morbo tirarte a una vieja antes que a tu mujer de 30 años?

Sandra se levantó de la cama fue donde él, que aún no había dicho ni una sola palabra, y le cogió de los huevos aprontando con tal fuerza que se retorció de dolor hasta que lo tuvo tumbado en el suelo. Cuando lo tuvo en el suelo e indefenso le humillo diciéndole que no servía para nada, que era un mierdas, que nunca la follo bien. Yo me levanté y fui donde ella, la llevé a la cama y a él le ordené que se sentase en una silla, que firmase los documentos del divorcio y que mirase como se follaba a una mujer para sacar de ella el máximo placer.

Una vez que los hubo firmado cogí a Sandra del pelo y la obligue a comerme la polla hasta que me la puso bien dura. Me encantaba lo rápido que aprendió a hacerme unas buenas mamadas, incrustándosela hasta el fondo de su garganta y haciendo que gozase como nunca lo hizo ninguna. Todos disfrutábamos de esa mamada, Sandra haciéndomela, yo disfrutándola y el cornudo viendo lo puta que era su mujer, al menos era lo que su pollita empalmada decía.

Cuando la tuve bien dura la puse a cuatro patas mirando hacia su marido mientras que yo se la clavaba desde atrás a Sandra. Jugaba con su coño metiéndole solo la puntita y sacándola mientras ella suplicaba que entrase hasta el fondo.

Sandra: Vamos cabrón, reviéntame el coño. Saca la puta que llevo dentro y tanto tiempo ha estado reprimida.
Yo: No, Sandra, voy a hacerte el amor delante de tu marido y engendrarte el hijo que tendremos tú y yo y ese cornudo nos mantendrá. ¿Verdad que sí cornudo?
Sandra: Siiii, hazme tuya, seré tu amiga, amante, mujer y madre de nuestros hijos.
Yo: Si, cielo. Prepárate a disfrutar como nunca lo has hecho.

La acaricie la espalda y lentamente fui entrando en ella, quería que notase cada milímetro de mi polla entrando hasta lo más profundo de su útero. Poco a poco empecé a moverme dentro de ella lentamente pero sin pausa disfrutando de un maravilloso momento de amor, en el que ella disfrutaba cada segundo de su vida.

Sus gemidos se repartían por toda la casa haciendo que cada segundo se convirtiese en una eternidad. Sandra estaba muy excitada y su cuerpo así lo demostraba, cada poro de su piel exhalaba sensualidad y amor mientras estaba dentro de su cuerpo.

Poco a poco iba entrando de su cuerpo y saliendo, notando como su coñito se adaptaba perfectamente y como acompasaba su cuerpo al mismo ritmo que el mío. Empezamos a hacer el amor cada vez con una mayor intensidad mientras miraba al cornudo provocándole con la mirada mientras ella disfrutaba.

Salí de ella y mientras la daba la vuelta a Sandra, le dije al cornudo que se fuese de esa casa que ya no le pertenecía, que le mandaríamos sus cosas y que mirase por última vez a ya exmujer.

Dicho esto, esperamos a que saliese de casa y nos levantamos de la cama. Cambiamos las sabanas y nos dimos un baño muy relajante. Sandra se estaría preguntando ese cambio radical, pero dentro de poco lo entendería. Cuando nos quedamos completamente relajados cenamos y nos dispusimos para pasar nuestra primera noche.

Nos fuimos a la habitación y la tumbe sobre la cama. Me tumbé sobre ella y la empecé a besar lentamente en el cuello, la daba besos suaves y tiernos mientras ella recorría mi cuerpo lentamente con sus manos. Mis labios recorrían despacio su cuello mientras iba subiendo poco a poco hacia su oreja. Cuando llegué a su oreja la susurré que la amaba, ella me contesto que sería todo lo que yo quisiera. En ese momento entre dentro de ella poco a poco notando como su cuerpo se tensaba bajo el mío.

Sandra: Oh, si, hazme tuya. Soy tu mujer mi amor, hazme el amor hasta convertirme en la madres de tus hijos.
Yo: Te convertiré en un ama de casa, una señora en la calle y ….
Sandra: La más puta de todas tus mujeres.
Yo: Exacto mi amor. Y ahora disfruta del momento.

Empuje mi polla hasta el fondo de su útero con fuerza y la deje bien adentro. La besé en los labios despacio mientras empecé a moverme en su interior, lenta y pausadamente. La hacía el amor con mucha suavidad y ella lo estaba disfrutando. Cada vez que llegaba hasta su útero su espalda se arqueaba, la gustaba que por fin un hombre la llenase por completo.

Cada milímetro de mi polla la llenaba por completo todo su útero, entraba y salía y ella acompañaba los movimientos con suavidad haciendo que disfrutase aún más de esa penetración. Fui aumentando el ritmo haciendo que ella gimiese cada vez más seguido y más fuerte. Mi polla entraba y salía con más rapidez frotando todo su coño y haciendo que ella se mojase muchísimo. Notaba como su orgasmo era inminente y decidí darle lo que tanto deseaba, así que aceleré mi follada hasta que noté como cada musculo de su cuerpo se tensaba y llego al orgasmo más fuerte.

Pero yo no deje de bombear ese coñito húmedo y eso hizo que su orgasmo se prolongase por varios segundos más. Notaba como clavaba sus unas en mi espalda. Yo seguía dando con más fuerza y más rápido aprovechando el placer que estaba teniendo ella para entrar hasta lo más profundo.

Yo: Voy a llenarte de leche, mi amor.
Sandra: Siii, córrete dentro de mí y hazme el hijo más hermoso. Hazme madre de nuestro hijo.
Yo: Si mi vida, no aguanto más.
Sandra: Siii, lo noto.

Me corrí abundantemente dentro de la que sería mi mujer y la madre de una niña maravillosa. El placer que sentí al llenarla fue indescriptible. Al mismo tiempo que me corri, ella tuvo un orgasmo más placentero que el primero y que ocasiono que ambos acabásemos dormidos plácidamente en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente, al despertarme con esa dulzura a mi lado, no pude evitar besarla tiernamente. La hice el desayuno y se lo llevé a la cama junto con los papeles de su libertad de su exmarido y el compromiso de ser mi mujer.

Hoy tenemos una preciosa hija que estudia gracias a la pensión de un cornudo que perdió a su mujer por no saber atenderla. Tengo una mujer maravillosa que cada día en la mejor amiga, amante, madre de nuestra hija y la mayor puta de todas dentro de la cama. ¿Qué más se puede pedir?

Quizás no es el final que esperabais, pero en el amor y en la guerra todo vale, pero cuando el amor prevalece ninguna guerra sobrevive.

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