MI PRIMER SQUIRT Y MI PRIMER CASTIGO.

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MI PRIMER SQUIRT Y MI PRIMER CASTIGO.

A menudo platico con mi Dom sobre mitos y dudas que tengo con respecto al sexo, al cuerpo y a todo en general.

Me encanta que sea un hombre culto y que pueda resolver la mayoría de mis dudas, cierto día platicamos sobre el «squirt» en las mujeres y le conté que nunca me había pasado, que quería saber como era y claro que lo quería experimentar, pero como para todo lo que no había vivido antes tenía temor. Parte de ser una sumisa, es que mi Dom me repite constantemente la parte de crecer de superarme a mi misma y mis límites y que de ese modo me puedo liberar, poco a poco he ido entendiendo toda esa información y he tratado de asociarla y usarla en mi vida diaria porque soy bastante miedosa y nerviosa de por sí y para todo.

Probablemente en mi sumisión encuentre algunas respuestas y curas porque bajo este marco dejó muchos de mis miedos a un lado con el propósito de complacer la voluntad de mi Amo, que es la mía. Era mi segundo día en contacto con mi parte sumisa, había muchas cosas que no entendía. Pero yo quería más de lo que había sucedido con anterioridad, más orgasmos prolongados y en serie, más descargas eléctricas en el cuerpo, mas corridas y muchas más verga y mecos en mi garganta.

Mi panocha no había tenido descanso, mi Dom me llenaba el móvil todo el día con palabras sucias y con ordenes perversas y ese día había amenazado previamente con un castigo por no haber llegado a tiempo a la sesión ademas de avisarme que había decidido ir por unos pepinos y zanahorias para jugar… estaba ansiosa por experimentar cada nueva experiencia. A pesar del temor de no soportar el castigo, o la mórbida, pero poco agradable idea de verme penetrada por una zanahoria y/o pepino, mi parte puta que es casi toda, no me permitía contener las imparables ganas de sentir lo que mi Dom lograba en mí con solo mencionar sus deseos.

Puse de nuevo mis miedos y temores de un lado e instintivamente llegué al lugar, caliente excitada, también temerosa del castigo, la platica del squirt, las verduras, del miedo a lo desconocido y a todas las cosas nuevas que podrían pasar me giraban en la cabeza mientras me sacaba toda la ropa y espere ahí de rodillas en el piso, ahí se me acercó y me restregó su verga en la cara la sentí dura, y gruesa por encima de la tela de mezclilla bastante antojable, mi labial paro justamente en su shorts de mezclilla a la altura de la verga, adoré a mi Amo antes de comenzar, le besé los pies y con cada beso un gemido reprimido se apagaba antes de salir.

La sesión comenzó pagando por mi castigo, 60 azotes fue la orden… Mi Dom fue por «La vara», que es un palo de madera del grueso aproximado de un dedo y medio, terminación circular y tiene un pedazo de cuero en la parte baja donde se sostiene, me puse en la posición con las palmas de las manos contra la pared y el culo hacía afuera y ahí en la espera del primer azote, sentí que el tiempo se alargaba, estaba de espaldas esperando el momento de sentir dolor y lo primero que sentí fue placer, era un impulso por gemir que tuve que reprimir porque no asociaba el dolor con el placer, mi cabeza entraba en conflicto por gozar algo que se suponía, en mi mente llena de prejuicios que no tendría que ser disfrutable. Poco a poco comienzo a manejar mejor mi relación Dolor-Placer donde los unifico y son parte de mí gozo.

Mi Dom me ordenó contar los azotes como parte de mi castigo y contar se volvió parte del sufrimiento, pero también del placer; en este punto me es casi imposible separarlos, porque vienen juntos así como me vengo yo cuando los siento. Por ser mi primer castigo, mi Amo fue bastante condescendiente, quizá también por mi falta de experiencia, me espacio los 60 azotes en grupos de 10, la sensación de miedo se fue disipando conforme la sesión fue avanzando después de los primeros 10 azotes donde el nervio me comía, aprendí a disfrutarlos, con el calor de los azotes se encendía el calor en mi cuerpo.

Al llegar a los 20 azotes estaba eufórica y era difícil mantener una cuenta tan simple por momentos quería abandonar el castigo y a la vez quería que se prolongará pero yo no tenía control, lo había cedido y eso me liberaba por que confiaba en mi Amo y que sus planes en definitiva serían mejores y más disfrutables que los míos, entre azotes y azotes me llenaba los oídos de palabras sucias, pensé que sería todo dolor pero hubo momentos de cuidado, cambio de instrumento para los azotes lo que generaba mucha más expectación nunca sabías que seguía.

Me sentía segura en manos de este hombre que por momentos me dedeaba, por momentos me azotaba y por momentos era todo un caballero, me orillaba a obedecer ordenes que me hacían sentir una puta sucia de las más bajas, me olvidaba de mi vida mientras restregaba el coño en su rodilla y se la mojaba con mi humedad, llego el momento del squirt cuando me metió los dedos hasta el fondo de la panocha y en un movimiento secó y algo brusco me los encajaba y me decía al oído lo que era, una puta y que lo estaba disfrutando, yo solo me excitaba más.

Los espasmos recorrían mi cuerpo de arriba abajo y cuando me ordenó dos venidas al hilo yo no creía poder lograrlo, obedecí al unísono de su voz y después de eso yo pedía un descanso, que él no me concedió por hacerme crecer por hacerme superar mi límite, me vine por tercera vez y vino acompañado de un pequeño chorro, mi Amo me dijo gustoso: ¿Sabes que acabas de tener un squirt? A lo que yo contesté: ¿En serio? Su respuesta fue llevar los dedos que estuvieron en dentro de mi coño en el squirt directo a mi boca y sentí el sabor amargo de la mezcla de mi humedad y mis meados juntos me sorprendí, el maldito cabrón lo había hecho de nuevo y yo nuevamente me iba satisfecha, no sin antes recibir gustosa el resto de azotes que me faltaban, mis nalgas quedaron rojas, pero el ardor era casi un orgasmo por sí mismo y después una serie de cuidados que hablan de que el BDSM, es incluso más seguro que el sexo convencional, que hay reglas, que requiere de disciplina y hay una preocupación real por el otro.

El turno de la zanahoria fue bastante raro, creo que las verduras solo pertenecen a la sopa por lo que jamás me imagine verme cogiéndome con una zanahoria, quizá siempre había tenido la inquietud pero el tabú es grande cuando se trata de estos temas, al menos yo así lo percibía, aunque poco a poco como parte de mi crecimiento esas ideas se han ido. Estando en cuatro sobre la cama no lo vi venir, el frio de la zanahoria me despertó de una casi anestesia sexual producida al calor de los orgasmos que las dedeadas de mi Amo ocasionaban.

El contacto frío y duro de la zanahoria con su forma uniforme me tensó, disfrutaba pero a la vez tenía una pelea interna con mis creencias, conforme entraba y salia la zanahoria encajada en mi panocha por las manos de mi Amo, se desvanecía mi parte mental, se apagada y era sustituida por una fuerza que parecía venir fuera de mí, una fuerza que me dominaba para llevarme al punto más alto de mi placer, el punto donde lo puta me desborda me olvido de mis prejuicios y me encajo yo misma una zanahoria a la ordenes de mi Amo, me vine con una zanahoria adentro para complacer a mi Dom un prejuicio menos.

La mamada de verga vino después y fue casi un acto ritual para conseguir mi dotación de mecos diarios, que ya se me van haciendo costumbre, me encanta recibir verga en la cara, su olor despierta mi instinto animal y su textura me lleva al éxtasis, debo confesar que tengo bastante fijación por la verga, me gusta dormida o parada por igual y desde el día uno que probé la verga de mi Amo su recuerdo me persigue, no puedo dejar de pensar en ella, siento que yo misma huelo a esa verga. Ese día me fui agradecida con mi Amo con un cúmulo de experiencias nuevas, lo adoré antes de irme como a quien le acaban de perdonar todos sus pecados.

Xana de Triskel

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